Ser socio de un club de rugby amateur va más allá de simplemente apoyar a un equipo. Es formar parte de una comunidad donde los valores como la camaradería, el respeto y el compañerismo son fundamentales. Al unirte a un club, te conviertes en un miembro de una gran familia que comparte una pasión común: el rugby.
Un club de rugby necesita de su masa social para poder funcionar. Los socios son quienes, a través de sus cuotas, hacen posible que el equipo pueda entrenar, jugar y participar en competiciones. Pero más allá del aspecto económico, los socios aportan un sentido de pertenencia y un vínculo emocional con el club.
Ser socio no se limita a asistir a los partidos. Los socios tienen derecho a voz y voto en las decisiones que afectan al club. A través de las asambleas generales, pueden expresar sus opiniones, hacer sugerencias y participar en la toma de decisiones. Esta participación activa permite a los socios sentirse parte de un proyecto común y construir el club que ellos quieren.
Al ser socio, estás invirtiendo en el futuro del club y del rugby en tu comunidad. Estás ayudando a formar a las nuevas generaciones de jugadores y a garantizar que el rugby siga siendo un deporte que une a las personas.